miércoles, 29 de febrero de 2012

Elegí lo que no tenía porque me hacía falta. Me alejé de lo que tuve porque envenenó mis entrañas, ahora mi vida es esto, un camino monótono sin peligros que creo conocer de memoria; camino por él con los ojos cerrados porque nada me hará caer.
Cuando me aburro de caminar, me siento y lo único que escucho es la constante pregunta, esa pregunta que me hace abrir los ojos y querer otras cosas. Esa pregunta que cuestiona mis pasos y los vuelve cada vez más aburridos, esa pregunta que me hace sentir miedosa, traumada (tal vez), asegurada, no arriesgada, aburrida y sobre todo conformista.

Si, cambié y mi vida silva una melodia que me sé de memoria. Me estoy empezando a aburrir de escuchar lo mismo todos los días, no recibir nada sorpresivo y no planear nada que me entusiasme.

La verdad es que, al parecer, esto no es lo mejor para mí.