Sé odiar de formas irremediables e hirientes; A veces me gustaría que nunca nadie me conociera y que cada día fuera nuevo. Y es que lo imposible es tan posible para mí, y eso molesta de manera indirecta.
Podría abandonar ese pensamiento de querer ser no como ellos, pero eso de lograr cosas que sé que no puedo lograr, me aburre.
Me gusta sentirme mal y busco multiples formas de autodestruirme, me gusta escuchar ese sonido que hace mi mente al envenenarse, me gusta que mis ojos tiemblen de placer al sentirme mal.
¿De qué me quejo? ¿Qué pretendo? Nunca entiendo qué son esas voces, nunca quiero hablar con alguien qué siento. Sólo vivo porque el noventaynueve% de mi tiempo está ocupado con latidos distintos a los de antes, latidos que me otorgan sonrisas y convierten las ganas de gritar en agradables mariposas. Es por eso que el hecho de aprender a vivir el minuto es lo más valioso que he aprendido, y no me arrepiento.
No tengo buenas intenciones a menudo, no soy agradable siempre, no me gusta hablar con la gente, odio el exceso de personas, pero tú me llevas por el camino que se supone debo tomar y lo agradezco. Si tú y tu escencia no existieran, yo y mi vida no estaríamos aquí.
Basta cerrar los ojos unos segundos para inhundarme en mierda, también puedo revolcarme... hasta ahogarme. Pero no, porque ella toma mi mano, y oye... ella es lo que siempre he soñado.