Detesto que no estés ahora y aquí, detesto que despiertes tarde, detesto que no entiendas lo valioso de un abrazo, detesto tus formas de llamar la atención, detesto lo pequeño de tus manos, detesto la falsedad en la que vives.
Detesto pensarte y compararte, detesto que no seas ella, detesto pensarla y pensar que no me piensa.
Te vi, te vi, te vi, te vi, te vi. Me viste.
¿Te puedo preguntar algo? -Bueno, ya estoy haciando una pregunta- y prosigo con tu silencio: ¿qué puedo interpretar con esa mirada? o mejor dicho ¿puedo interpretar algo con esa mirada?. Todo en mí grita eufóricamente en busca de un sí, seguido de un concepto positivo intangible.
Mira, lo que pasa es que no estás y si no estás yo te voy a querer aquí. Voy a buscarte por Santiago, pecando con mi presente. No sabes la cantidad de impulsos que desde ese día tengo.
Hoy, al parecer, no es un buen día. Hoy mi pecho volvió a apretarse y mis pulmones convulsionan. Hoy me encuentro en "esto" y "esto" únicamente lo puedes saciar tú. No estás y yo actúo mi ausencia.