Tengo el estómago apretado y casi desecho, no sé si es el alcohol o tu permanencia en mis entrañas. Tu imaginaria respiración me carcome y el que seas mientras yo soy, me deprime y molesta.
¡Sal de aquí dentro!
1, 2, 3. 76.
Hablaste sin verdad, me llenaste de silencio, usaste mis manos y te encargaste de ser de todos.
Cuéntenme por qué amo, cuéntenme por qué extraño. Grítame tu verdad y sácame esta roca del corazón. Extrae el cemento de mis venas y hazme llorarte hasta que te hayas ido por completo de mi cuerpo.
Quítenme las constantes preguntas porfiadas y háganme asumir que todo fue falso, que nunca exististe y que tus lágrimas eran de plástico.
Grítenme en la cara y digan nombres y números, lugares y fechas; sáquenme el veneno que me pudre susurrando respuestas obvias.
Que no llamarás aunque sea tu culpa, que te invaden manos y mi existencia es una imagen que no quieres recordar. Que estás riendo mientras yo nublo mi vista y ... eso es lo de menos.
Estás en mi estómago, y bloqueaste todos los demás órganos.
Me llevaste a tu suciedad, ¡me mentiste!, me llenaste de mierda y ni si quiera lo piensas.
Sal de aquí, me llevo mi cuerpo sucio por tus manos. Me lavaré y seré el recuerdo más limpio que tendrás en toda tu putrefacta vida.