Querer apurar las cosas, dejar que cambien, poner los muebles de otra forma, tener fe, cambiar la escenografía, conversar.
Saber cómo va a ser, o al menos aferrarme a eso, me saca sonrisas.
Conocerme de una vez, pensar en mi y no comer tanto.
Simplemente tomarse el tiempo (queriendo apurarlo) y respirar situaciones nuevas, repartir abrazos y no esperar recibir ninguno por algún motivo que involucre la luz de un detalle mágico, casi onírico y sublime que cambie mi día.
Soñar, pero no perder foco... no vivo en Hogwarts.
Esperar, porque sé que es lo que debo al planeta y lo que el planeta me traerá.
Pensar en terceros, y lograrlo.
Me descongelé más de lo que pensé que podía y aunque duele esto del tacto, lo prefiero.
Sé que hay recompenzas.