Distorción, distorción! La distorción me ganó por unas horas -Que tal vez deberían haber sido más-. Luego mi cabeza despierta, mis ojos se abren pero mi cuerpo se queda inmovil -Tal vez por efectos alcoholicos o simplemente por mi interés en saber cosas que no debería saber-.
Sus palabras, sus preguntas, sus respuestas...
Espera... qué fue lo que dijo? por qué sigue diciendo eso? Qué hago yo aquí? Ya, ya, ya. Oye esquizoide tranquilízate, pero de verdad. Oye, deja de pensar eso, oye... para. Aprieta los ojos, deja de pensar, intenta moverte... disimula y así vas al baño.
Baño.
Suelo. Manos en la cabeza. Ojos mojados. Pararse. Sentarse. Tirar cadena. Mirarse al espejo. Pensar. Perturbar. Ojos mojados. Perturbar. Mirarse al espejo. Pensar. Secar ojos. Disimular. Entonces mirandome al espejo grité mentalmente "No!, tú eres fuerte!, tú no lloras!" y mi cara se demacró nuevamente y al verme así sentí lástima... lástima por mí.
No es posible disimular, RECOMPONERSE EN SEGUNDOS. Arregla tu delatora cara ahora... listo? Algo así. Oye ana maría, cómo un comentario puede dejarte así?.
Salir. Abrir puerta. Rayos, qué hace ella aquí?. Mira! se dió cuenta, Ana María no la mires, disimula, disimula, disimula, disimula! Llora mentalmente, oye aguanta! se fuerte. Todo está pseudo bien, pseudo nada pasó. Sé que mueres por abrazarla, pero trata de no quebrarte.
Ana María por qué eres tan mierda?. Mira lo que hiciste, ella quería hablar. Más mierda eres, siempre será así. Tu mente acaba de romperse en mil pedazos y tu corazón está pudriendose.
Segundos, minutos, horas?.
Me obligas a contarte lo que pasa, las palabras más hermosas que he escuchado en mis 16 años han salido de tu boca y se han deslizado por tus labios hace sólo unas cuantas horas. Tu delicada voz destruye mis orgullosas barreras y calma mi esquizofrenica mente, tus ojos brillosos hacen que mi corazón deje de sentir inseguridad y tus abrazos calman el llanto incontrolable que no me gusta demostrar. Por favor nunca dejes de abrazarme, por favor nunca dejes de besarme, por favor nunca dejes de obligarme a mostrar mis ojos inhundados.
Nunca nadie había sido tan suave obligándome, nunca nadie me había tratado bien al estar mal. Nunca nadie había provocado en mí las ganas de gritar "TE AMO DEMASIADO" mirando el cielo. Gritar hasta romper mis cuerdas vocales, hasta que mi voz se apague y que mis últimas palabras hayan sido esas tres.
Yo te amo demasiado, y la palabra "demasiado" me complica... porque nunca es verdaderamente demasiado, siempre puedo más.