lunes, 12 de diciembre de 2011

y respirar

No es querer hacer daño, es protegerme.
No es olvidarte, es fingir que no me duele.
No es que me de lo mismo, es que no quiero sufrir más.

Mis intenciones son mirarte a los ojos, acercarme a ti, abrazarte, calmarte, hacer que guardemos silencio y susurrarte despacio que no hay por qué tener más miedo. No podemos caer más bajo, no hay algo más bajo que esto... de aquí solo se surge y te lo dije reiteradas veces.

Hay tanto que hacer de forma tranquila, con calidez, con amor, con entrega, con sinceridad y con este sentimiento que permanece.
Las cosas se hablan, las heridas sanan y la tranquilidad es primordial.

A veces me sorprendo por lo rápido que digiero las cosas, por el reflejo de aprender inmediatamente y no perder ningún segundo.
Tal vez avancé mucho y muy rápido, tal vez por eso no nos entendemos o no me quieres entender. Tal vez no se trata de simplemente querer, a toda costa, hacer bien las cosas... porque hablo por mí, en singular.

Somos dos aún, en el limbo y en camino a "haberlo sido".
No sé si deba actuar o dejarte ir, no sé si entenderás que el odio es superficial cuando se trata de nosotras dos, porque no es odio, no te odio. No quiero odiarte y no me obligo. Siento que el odio es una salida fácil... y por supuesto, cobarde.
Esperar, respirar, calmar, llenarse de amor y tranquilidad.

Yo sigo aquí porque abrí los ojos, yo sigo aquí porque jamás me he rendido con nada.
Si te rendiste para siempre, entonces te veré mientras te vas.