jueves, 31 de julio de 2008

Essimpleyconfuso.-

"Hola" -Falso, ni eso alcanzé a decir.- , extrañada, mi mirada te buscó y te encontró en un rincón sorpresivamente ocupada y sospechosamente en un conflicto. De un segundo a otro lo sospechoso ya no era sospechoso y era un hecho claro y conciso, y el conflicto ya era directamente relacionado conmigo. Inmediatamente tus palabras fueron tomando más y más sentido, haciendo que la situación fuera más entendible para mí indirectamente. Tus palabras se acumularon en mi cerebro, pero ahora todo era entendible. Las palabras comenzaron a infectar mi corazón y... dolía un poco/bastante.
La situación se volvió incomoda y mi sistema empezó a colapsar. El corazón latía excesivamente, la respiración se aceleró, la mente se bloqueó, la sensación de ahogo abundaba y las manos tiritaban.
"Anita, reacciona, estás mal, no escuches más. Intenta moverte, muevete hasta la puerta. Ahora abrela. Ouh!, te está mirando. Ándate, ándate ahora!, sal de ahí, camina rápido y aguanta las lágrimas. Parece que colgó el telefono y viene, ahí viene detrás de tí, te va a detener. Sigue caminando. Te alcanzó y te detuvo, te está hablando, escucha."
Mi malestar era tan grande, agudo e incomodo, mis ojos estaban inhundados y tus palabras intentaban tranquilizarme y explicarme... y de algo sirvió.
"Siéntate. Fuma uno, fuma dos. Mira tus dedos... tiemblan. Relájate mujer. Respira, escucha, piensa, mira, habla, tranquilízate."
Al momento de abrir la boca y dejar que las palabras salieran, salieron mal. No pensé, sólo actué. Hola... denuevo la cagué.
"Qué hiciste Ana María. Se va a ir, se va. Se fue. No se puede enojar. No abras más la boca."

Mal entendidos, malos ratos, malas palabras, malos pensamientos, malas sensaciones.
Y qué?, soy capáz de resistir. Soy capáz de perdonar, pedir perdón. Soy capáz de llorar, reir. Soy capáz de arrodillarme, pararme. Soy capáz sincerarme, aunque duela. Soy capáz de protegerte y pedir protección. Soy capáz de infinitas cosas, cosas que tal vez aún no conozca, pero llegaré a conocer. También sé que no soy capáz de alejarme, ya no.
La situación ha cambiado y está claro. Es confusa, pero está clara.
El miedo de decir "Ya no puedo alejarme" me abundaba, me torturaba un poco la cabeza y apuñalaba a mi orgullo, pero creo haber demostrado que esos obstaculos son superados.
Para qué mentir?, omitir?, disimular?... sólo gastamos tiempo en situaciones incomodas y destructoras.
La verdad de todo está dicha, sentida, perdonada y digerida.
La sensación de haber liberado mi mente completamente es algo incomprable y ocurre al estar contigo. Yo sólo pido un poco de cuidado con tus acciones y palabras, porque ahora más que nunca estoy vulnerable y te lo hago notar. Yo por mi parte, controlaré mis impulsos y no descansaré hasta hacerte entender cada detalle.
No te desvanezcas.