jueves, 11 de noviembre de 2010

11:57p.m

Debería parar de extrañarte; pero no logro controlar esto de mí, no logro apartarme de mí misma.
Creo que este lugar ya no es tan seguro, pero en realidad es lo que siempre ha sido... un puente hacia tí.

Con el pasar de las horas voy -a la fuerza- sacándote de mi rutina, dejando espacios vacíos en mi cuerpo, teniendo momentos en los que me detengo al darme cuenta de que no tengo recursos, ni formas sin tí; me detengo por 5 segundos y recuerdo que ya no estás e intento retomar mi camino. 5 segundos de silencio y un esfuerzo por -no morir y- descubrir nuevas conexiones mentales que no te incluyan.
Quiero reestructurarme, pero en realidad amo extrañarte. Amo recordarte y apuñalarme; darme cuenta de que estás a kilometros de mis poros y mi cuerpo jamás volverá a tocarte -y ahí si morir-.

Paremos conmigo, hablemos de tí:
Pronto esto se volverá más difícil. Me enteraré de alguna usada lengua acerca de tu presente/futuro lleno de latidos y esta tortura terminará en suicidio interno... pero sé que reviviré -algún día, semestre, año-.
Si besarás, no se lo cuentes al viento. Si te entregarás, que no sea en nuestras sabanas. Y si amarás, te suplico, ... sea lejos de mí.
Hay tanto espacio y poca privacidad. No te escucho, no te veo, pero sé que estás y que eres... lejos de mí.

Me cuesta no llamarte y contarte mis respiros. Me duele omitirte con ganas, para no matarme. Me marea tu olor a distancia y su ausencia también. Me odio al borrarte y abrazarte para no hacerlo.






Creo que por primera y última vez, estamos desapareciendo.

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