Esta vez no es necesario escuchar una canción para inspirarme, porque la melodía que hay en mi mente es la más triste que jamás he escuchado y las sensaciones se me escapan por los poros.
Pagué para encaminarme al viaje más sádico y luego volví a pagar para arrancar de él. No sé si fue por tí, por mí, por los demás o por todo junto... pero la última opción me causa más sentido.
Duele, duele, duele, duele, duele, duele, duele y no para.
Me fuí y en mi ida seguí estando presente, porque tú lo estás aunque no estés y eso nos hace estar. Entonces te siento, te escucho, te veo, te pienso, te huelo... estás aquí aunque los demás digan que no, y es que no importa si tomo un taxi hasta el fin de la humanidad y la galaxia completa, porque no te vas de aquí aunque me lo proponga.
No sé si lloro por recordar que sigues respirando o por lo patética que me siento al sentir esto de esta forma... sola. No hay nadie y yo pensé que sí.
En realidad nadie está y tú lo estabas y no lo noté. Sigues estando pero no para mí, porque lo decidí en un momento en el que siempre estuviste y olvidé lo que era no tenerte.
Me voy, porque el quiebre de mi corazón suena tan fuerte que me ensordece y no logro entender nada más.
¿Te dije que me duele? Estoy sola y me di cuenta, siempre lo hago pero luego lo olvido.
La verdad es que no existen los que pensé que estaban, no recordaba que estaba sola... hasta hoy.
Voy a empaparme con tu nombre porque es lo único que en este momento causa sentido.
Esta piedra en mi garganta son tus manos ahorcándome, haciendo que recuerde que por tus venas sigue corriendo sangre.
¿Por qué quiero destruirme?, ¿qué concha de tu madre es lo que me hiciste?.
Lo que no mata te hace más fuerte y me da asco. Me doy asco y no paro de darme arcadas.
Me convencí de algo que no funciona.
Si se supone que esto es para mejor, ¿por qué me siento tan hecha mierda? Es tu esencia y su venganza... no, es mi alma y su conciencia en la batalla final. El fin de mí, y de nosotras.
Te vas, te veo caminar y mis ojos tiemblan. No dejo que te despidas porque no necesito escucharte. Caminas con ganas de devolverte, mientras yo tengo ausencia de alma, sin darme cuenta... hasta ahora.
Al final, me alejo yo porque no tienes la fuerza interna que yo finjo tener.
No te borraría, pero si te omitiría... esta hueá no para y ya no me acuerdo quién soy, ni por qué siento que vomitaré cenizas y no puedo. No puedo.
Camina, camina porque así duele... y después de la tormenta sale el sol y mi pseudo felicidad hasta hoy.
¿Cómo pretenden que me crea el cuento de que soy capaz de superar esto, si jamás lo he hecho?
Estupidez, ingenuidad y yo. Ahora entendí que no tengo a nadie y las cosas no suelen cambiar.
De frente, de pie Ana María. Patéenla en el suelo. Denuevo. Denuevo. Más fuerte.
Ahora párate saco de huea, porque das pena y nadie jamás te va a dar la mano. No hay manos, no existe gente, hueona. Eres tú y tu puta sombra que te da vergüenza mirar.
Sí, me iré.