Mi reputación es cada vez más detestable -o tal vez yo- y ya perdí la linea imaginaria que separaba la realidad de la mentira respecto a ese tema. Creo -cagá de miedo- que me estoy transformando en todo lo que no quiero ser.
Me da miedo lo antiguo, me complica lo nuevo y ni hablar de lo que vivo.
No sé si también te pasa que te despiertas con asco por la humanidad, pero más aún por ti misma y todo empeora cuando te miras al espejo.
El sentimiento de odio lo veo en muchos ojos y es siempre cuando esos ojos me miran a mí, entonces ¿qué hago? porque en realidad yo siento que finjo al hablar, al mirar y al respirar porque sólo yo me creo que esta no soy yo, y esta que soy no cree en nada más.
Creo/siento que los días se oscurecen cuando se percatan de mis suspiros, las nubes se amargan al oir mis lamentos y el viento se enfurece al rozar mi piel.
Alomejor le debo tanto al cielo y soy una perdida espacio en este lugar, alomejor mis pensamientos deben ser vetados por su alta carga existencial/destructiva/emocional.
Pero entonces no soy nada, a veces eso me pasa -casi siempre-, y es que pierdo el hilo de esto que se llama "vivir", porque simplemente mis ojos no son aptos para ver los colores que otros si ven, porque yo no entiendo el actuar de la gente, porque las horas se me pasan pensando y descifrar el cómo actuar es algo que aún no entiendo.
Me gusta hundirme en mi mar, me gusta mirarme y humillarme, reirme de mí y provocar mi propia taquicardia, pero ya me estoy aburriendo porque en realidad no me gusta tanto como otras veces y porque a pesar de todo mi blablá esquizofrenico, sigo dependiendo plenamente de las reacciones de terceros.
¿y si no quedaran más terceros?.
lunes, 5 de julio de 2010
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