Hola, tanto tiempo.
Siento que haces falta y que te haces extrañar. No soy buena buscando a la gente pero esto es un acto desesperado y dicen que tú los escuchas más que nadie.
Siempre he estado conciente de mi mala suerte -aunque la metafísica me mate- y sé que, al parecer, no merezco buenos momentos... pero yo igual pensaba que sí.
Las mañanas tienen un sabor diferente desde que mi mente volvió a encontrarla, mis mañanas son frias y los pensamientos sobrecogedores despiertan con más ganas de ahogarme. Los viajes en micro son más intensos, llenos de muecas y extrañas técnicas para no inhundar el lugar. Mis momentos de silencio y mis recursos para no llorar en brazos de alguien al recordarla, me hacen sentir patética y obsoleta. Mis palabras me llevan a un laberinto en el que siempre llego a su concepto, que es más grande de lo que pensaba. Cuando estoy sola no puedo apartarla de aquí; cuando no lo estoy, no sé cómo reirme de verdad.
No me avergüenza sentir esto pero tampoco me enorgullece, es lo que tengo y no hay más... son los invisibles restos, las abstractas migajas de ella que yo inventé que tenía.
Un saludo, un gesto, una mirada, una palabra... si algo de eso me da, tengo material para hablar toda una semana; para pensar, sobre-pensar, hasta inventar algún significado oculto, algún mensaje subliminal, o simplemente auto-convencerme de algo no cierto que puede otorgarme ilusión.
No debo hacer notar mi desesperación, no debo hacer pública mi invencible ilusión y esperanza, pero siento que esto se hará realidad.
Tiemblo, suspiro y transpiro debido a las invencibles chispas que constantemente luchan por encenderse en mis entrañas, tal como un chispero sin gas o como un simple encendedor echado a perder.
Quiero llenarme la boca y ocupar todas las supersticiones, toda la metafísica, todas las oraciones y cabalas para llegar a mi meta... porque no puedo rendirme, jamás puedo y a pesar de mi condición física y mental en estos momentos, seguiré buscando formas de llegar a donde debo llegar, pero es tan difícil y doloroso que llegué a un nivel que desconozco. Y al ser realistas, todo mi castillo de pensamientos y vagabundas ilusiones, cae de la manera más trágica al suelo.
Oh, maldita autoestima, no puedo evitar que sigas decayendo, no puedo evitar el auto-rechazo, no puedo omitir estas voces que gritan su nombre, estos flash-backs que destruyen mis ojos y estas infinitas NO ganas de mirarla de lejos.
Y bueno, resumiendo: Ya perdí todo tipo de dignidad, ya todo perdió el sentido y mi vida no tiene un rumbo como antes. Mis ganas de la vida sin ella están en el suelo y mi llanto varía segun la hora, mis pensamientos le pertenecen y mis poros están enfermos por sentir los suyos.
Es inverbalizable el dolor que esto abarca, es indescriptible, es tan intenso y lento, está aquí y en todas partes, es inapagable y es lo único que tengo de ella.
No hay nada de mí, es sólo ella y mis infinitas ganas, ¿entiendes? supongo -sé- que sí, porque tiendo a creer que tú inventaste las emociones y sentimientos, entonces, mi caso debería importarte un poquito -mucho- al menos, ya que lo único que tengo son emociones y sentimientos.
Ayúdame, la necesito y no me respondas que es un acto egoísta, porque esto se llama amor y quiero creer que tú hiciste que el dicho "En la guerra y el amor, todo vale" se hiciera famoso por el planeta tierra.
Se despide, Ana María Cereceda... la que tú sabes que está aquí escribiendo esto.